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Don Mario

View this post on Instagram A post shared by María José Ramirez (@majoram) Foto por María José Ramírez Don Mario tenía casi 2 metros de gallardía y altura, y una sonrisa desdentada pero igual en tamaño. Cuidaba los carros que estacionaban alrededor de un parque con estación de policía, donde detuvo, naturalmente, más robos que la misma autoridad. Cuando alguien le esquivaba la mirada para no darle una moneda, preguntaba: "¿Usted de casualidad no estudió conmigo en el José Joaquín Casas?", abriendo una grieta sísmica a los pies de los bogotanos que creen que dinero, clase y colegio son una trinidad indivisible. Me contaba que en una época había tenido una gran casa, familia y trabajo, "de esos importantes en el Sears". Decía que la droga lo había acompañado desde muy joven, pero que lo que lo empujó al abismo fue la incomprensión de la gente a su alrededor. En la caída saltó de casa en casa y de calle en calle, hasta que el agujero negro del C

Luxor

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Sirena del Nilo Nos saluda el majestuoso Nilo mientras intentamos huir de otra burbuja más, otro castillo de cristal que, aunque es lo que nos ha permitido llegar hasta aquí, nos aburre en su monotonía insípida. Atravesamos ésta y siete murallas más que nos separan del frío nocturno y del olor del río, tan lleno de magia, queriendo purificarnos bajo la luna creciente que ilumina a través de unas milenarias ruinas. Todo lo que queremos es sentir el palpitar de la ciudad, aspirar profundamente el aliento de sus calles y el sonido de sus gentes. Se nos abren las puertas poco a poco, no sin dificultad, para poder adentrarnos en la fortaleza; como una caravana de extranjeros a los que se les codicia y se les desprecia al mismo tiempo, pero a los que lentamente se les descubre como iguales, mientras nos quitamos pesadas máscaras y oscuros velos. Se escuchan entonces melodías desconocidas que provienen de un oscuro callejón del bazar. Al acercarnos, de la penumbra aparecen cientos de mano

Esperanzas Enfundadas (cuento)

Se sienta en la mesa del comedor y repasa una vez más la lista, para que no se olvide nada. Dos fotos en tamaño 5x5 con fondo blanco. Las toma entre sus dedos y se observa ridículo, de traje y corbata, tratando de mostrar con su expresión la seguridad y la idoneidad esperada, pero que ahora parece más la expresión de un convicto recién llegado a la estación de policía. ¿Las fotos deben pegarse a la hoja? ¿Graparse o anexarse con un gancho? Tal vez sea mejor si van sueltas dentro del sobre amarillento. Por si las dudas llevará un gancho y goma para decidir a la mañana siguiente. Ahora el formulario. Revisa punto por punto. Retiñe con su lapicero las palabras que cree han quedado poco legibles; eso se puede prestar para malas interpretaciones y eso es lo que menos quiere. Relee las preguntas y siente que algunas respuestas pueden estar mal. ¿Mal? Sí, como en los exámenes de la escuela en los que las preguntas estaban hechas especialmente para que cayeran los desprevenidos y no para med

De Libri et Imago Mundorum

Quiero compartir con ustedes extractos de un correo que le escribí a una amiga mientras estaba en Washington en abril de 2008, hablando de libros e impresiones generales: "De mis lecturas aquí, creo que ya te había contado que estuve leyendo “English, August” de Upamanyu Chatterjee, que me encantó! Me fascinaron sus descripciones sobre la India contemporánea, sobre la poca pasión de nuestra generación de jóvenes globalizados, sobre lo increíble de las almas de las personas humildes... mi Mapla querida, si algo he aprendido de los libros y de los viajes, es que la belleza de un lugar no reside en sus monumentos y sus calles –que son impactantes pero aburridoramente invariables– sino en los corazones de las personas que los habitan, y en ese sentido siempre encontrarás más belleza en los lugares con gente humilde. La belleza es pobre, mi niña. Pero bueno, sigo con las lecturas. Luego de terminar ese libro quedé convencido de que en algún momento debo ir a la India... alguna vez h

Victimario

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Imagen por tyrano2

¿Cuál café de Colombia?

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Fotografía por Hector Mesa Se habla en el mundo del gran Café de Colombia, del “mejor del mundo”. Pero, ¿qué es realmente el café colombiano? Se habla de este producto como si el café que produce nuestro país fuera sólo uno, cuando en realidad es una mezcla no controlada de diversos tipos de café que se producen en el país. Aquí, aún no nos hemos dado cuenta del valor que tendría promover iniciativas como la legislación alrededor de las llamadas denominaciones de origen, que permitirían la estandarización en la producción de nuestro afamado café. Para lograr una explotación real de todo el potencial del café colombiano, sería conveniente primero crear una conciencia interna alrededor de este producto. Los consumidores tendrían que empezar por conocer que distintas regiones del país producen distintos cafés; o que hay que tener ciertos cuidados durante los procesos de molido o de preparación de la bebida para que sus características sean del nivel adecuado. El problema apare

Ser un Virus en épocas de Globalización

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La gran preocupación a nivel mundial por estos días tiene que ver con el virus de la llamada “Gripe Porcina”. Todos han venido a opinar sobre el asunto (y este Blog no es la excepción), unos quejándose, otros informando o desinformando, y otros, incluso, alabando apocalípticamente la ahora famosa enfermedad. Para un virus esta época es, sin duda, una de las mejores para existir. El mundo interconectado, que intenta franquear cualquier obstáculo en sus comunicaciones, es el escenario perfecto para ser un virus famoso. Entre aviones llevando miles de personas de un punto del Planeta a otro, entre millones de personas hacinadas en sistemas de transporte hipermasivos, con medios de comunicación transmitiendo en vivo desde aeropuertos y hospitales, y con extensas redes creando y replicando información a velocidades impensables, es natural que una nueva y desconocida enfermedad se robe todas las miradas. Sin embargo, hay cierto tipo de cosas que, leyendo entre líneas, he encontrado por ahí c